Lo que hoy se llama con el anglófono término story-telling, no es más que los bochinches que rodean a una marca, lo que se dice de un país, persona o empresa. Esa es la verdad. Estas historias dan cohesión, en el caso de una colectividad, a los integrantes del grupo.
Algunos países no han logrado renovar sus historias y hoy cuesta trabajo definirlos. Esto se está reflejando dramáticamente en los hechos. ¿Sabían que hay un movimiento que busca la independencia de California? Poder económico no le faltaría al nuevo país: California es una de las economías más importantes del mundo. Y Texas también desea perfilarse como nación independiente.
Por muchos años, Estados Unidos tuvo una historia poderosa que le daba cohesión. La Tierra de la libertad, decían. Sus próceres generaron ideas que tuvieron eco por muchos años. Pero el Estados Unidos actual, con un presidente que se refiere a los inmigrantes de modo despectivo, está muy lejos de sustentar que es Tierra de la libertad. Ya no lo creemos. Y esto se está reflejando en su desmembramiento. Ya no habrá Estados Unidos.
Por otro lado, China, Japón y México, por mencionar países aparentemente muy distintos, han echado mano a sus muy antiguas raíces para relatarse. Las tradiciones orientales son la base del Japón y la China actuales. México se ha remontado a su historia y orígenes indígenas.
¿Qué hay de Panamá? Como en casi toda Latinoamérica, si le preguntas a un ciudadano de a pie lo que piensa de su país, los bochinches, oirás los comentarios más negativos que puedas imaginar. El país está podrido. Todos sus gobernantes son corruptos. La situación está muy mal. El panameño es de lo peor. Y un largo etcétera. Esto es un error porque las historias sobre un país son el país. Es preferible tratar de entender quienes somos desde nuestros hechos del pasado. Usemos como referencia las historias que giran en torno a las próximas elecciones de mayo.
Los partidos políticos panameños tienen sus propias mitologías. El Partido Revolucionario Democrático recuerda a Torrijos y su lucha por los pobres y la recuperación del Canal, nuestro modo de autodeterminación. El Panameñismo habla del liderazgo de Arnulfo Arias y sobre cómo ponía a Panamá por sobre cualquier influencia extranjera (pero, al dar un vistazo a la historia general del mundo, nos percatamos de que Arias no era más que un seguidor del Nacional Socialismo, la misma ideología que enarboló Hitler). El Frente amplio por la democracia (Fad) representa a las corrientes de la llamada Izquierda, poco más y poco menos. Y Cambio Democrático gira alrededor de Ricardo Martinelli, una suerte de revolucionario de derechas.
Los independientes que se han presentado a las elecciones del próximo 5 de mayo carecen de un story-telling convincente. Han enganchado a los votantes diciendo solo eso, que son independientes, que no los marca la corrupción de los partidos. O sea, no están con los malos, ¿pero ellos son buenos? Aún no lo podemos saber. Y no lo podemos saber porque no tienen historias suficientes que los definan. Ana Matilde se desempeñó como procuradora, trabajo suyo que puede interpretarse de muchas maneras. Lo que sabemos de Lombana ha sido por otras voces, no por la suya. Sabemos que participó en varios gobiernos del PRD, que aparentemente tiene lazos con la Masonería (lo cual no es un pecado en sí mismo) y poco más. Ameglio, bueno, Ameglio fue parte del Panameñismo y ahora dice que va a acabar con las ratas, que son con quienes convivió por un montón de años.
Debemos suponer que, por no estar inscritos en partidos políticos, estos independientes tienen blindada inocencia y que sabrán llevar al país por los senderos de la honestidad. La corrupción, según esto, está solo en los partidos políticos y el sistema empresarial, estatal y el ciudadano común están libres de toda mácula. ¿Así es? Esto es peor que el acostumbrado irse con el menos malo, esto es irse con el que no conocemos, lanzarse al vacío. Yo habría preferido que se postularan en el marco de un partido. Y voy a decir por qué. Por el story-telling. Tendríamos así bochinches sobre sus luchas contra la corrupción partidaria. Sabríamos de verdad si son verticales, como dicen serlo, o si cayeron en tentaciones. Tendrían un pasado que los avalaría para lo que ahora pretenden, dirigir un país. Es muy fácil para un monje que vive en aislamiento decir que nunca ha visto una mujer con lujuria. ¿Podrá afirmarlo si se le deja a sus anchas en un club de strippers?
Así que este cinco de mayo no nos compete tanto quién recibirá nuestro voto sino cuál s su historia. Y qué nos dice esa historia sobre el país que queremos. El cinco de mayo es el momento ideal para definirnos con un story-telling claro.
Me habría encantado que Lombana, Ana Matilde y Ameglio se hubieran agitado en el seno de un partido. Y es que, si no pudieron abrirse paso en un colectivo político y ser ahí elegidos como candidatos presidenciales, ¿cómo podrán salir adelante en el entorno mucho más grande y complejo del país?
Saludos Carlos, muy interesante tu artículo, es necesario que todos nos demos cuenta de que la corrupción viene de todos los sectores y no solo de los partidos. Muy cierto que debemos conocer el pasado personal, profesional y político del candidato pues por los hechos es que conocemos realmente a las personas. Con lo único que disiento es con el deseo que manifiestas de que los candidatos independientes debieron salir de una estructura de un partido político existente, esto a mi juicio no debiera ser una garantía de capacidad o preparación política. Pues la política es el arte de gobernar y para gobernar se requieren muchas cualidades , actitudes y aptitudes que no se desarrollan solo en grupos políticos, también se toma experiencia de organismos sociales, ongs’ E incluso de gremios profesionales!.