Si pones en tu buscador de Google la palabra «introversión» verás que aparece como sinónimo de «hosco», «misántropo» e «insociable».
Cuando busqué imágenes libres de derechos relacionadas con el tema, las plataformas arrojaron figuras relacionadas con «depresión» y «tristeza»
No es raro que NADIE quiera ser INTROVERTIDO.
Y, sin embargo, los estudios señalan que un cuarto de la población mundial LO ES.
Cuando yo era un niño, mi mamá pensó que padecía sordera porque casi no le contestaba.
Me llevó a ver un médico y él le dijo que yo no sufría ningún mal físico, que me entretenía tanto con mi imaginación que prefería estar callado.
Mi madre, por supuesto, solo había hecho lo que cualquier persona responsable haría.
Pero yo fui creciendo con el convencimiento de que mi introversión era un DEFECTO.
Me forcé, por muchos años, a luchar contra ella.
Pero nunca me sentí pleno haciéndolo.
En el año 2013, presenté mi primera novela en una ciudad extranjera y cuando me tocó hablar, lo hice sobre los autores literarios, callados y solitarios.
La encargada de la librería, después de que hube terminado, me regaló el libro QUIET de Susan Cain.
Leer ese libro significó despertar a una verdad que había estado rehuyendo.
Date cuenta de que ser introvertido es una importante pieza en el rompecabezas del mundo.
Los introvertidos disfrutamos de los sensaciones y pensamientos interiores, y por eso es más fácil ser creativos.
Puede ser que te cueste más esfuerzo ser sociable en grandes grupos de personas, sin embargo, dado que se te facilita la reflexión, podrás desarrollar con más facilidad actividades artísticas y mentales; como la escritura, por ejemplo.
Es más, los últimos hallazgos de la ciencia demuestran que muchas ideas valiosas actuales no habrían podido ser concebidas sin nuestra preciada introversión.
¿Qué te parece?
Genial, la introversión bien manejada es una puerta a un mundo mágico y a una vida maravillosa.
Me encanta cómo los libros nos despiertan a nuevas realidades, ayudándonos a derribar viejas creencias.
Así es