Dos preguntas que podría hacerse cualquiera sobre el escandaloso caso Panamá Papers:
- ¿Cuál es verdadero delito de la firma Mossack Fonseca? Un antecedente para distraídos: desde las primeras horas del domingo 3 de abril, se publicó en muchos países una investigación periodística enorme de filtraciones sobre la clientela y operaciones de esta firma panameña dedicada, sobre todo, a la creación de empresas offshore. Un dato que podría pasar desapercibido en medio de tan mareante cobertura de medios: la creación de una empresa offshore no es un delito; hay un marco legal que la ampara. Es una oferta conveniente para muchas empresas honradas y absolutamente legarles: son pocos los pagos que se deben hacer al país y las operaciones se realizan en otro lugar. Esto no significa, sin embargo, que delincuentes variados no se escondan detrás de la fórmula. En fin, ¿de qué cabe acusar a la firma Mossack Fonseca? Aún, a la luz de las pruebas que se han hecho públicas, de nada.
- ¿Este escándalo daña a Panamá? A falta de otra carta de presentación, escándalos como este son el único modo de conocer al país centroamericano. Olvídense de los panameños que día a día se esfuerzan por dejar una huella que supere lo superficial y pasajero de la existencia. Olvídense de los héroes que agotaron su sangre para que el río de la historia siguiera corriendo. Olviden que a la firma Mossack Fonseca todavía no puede culpársele de nada. Así como otros latinoamericanos fueron guerrilleros y narcotraficantes durante la segunda mitad del siglo XX, unos más matones en lo que va del XXI, los panameños seremos considerados corruptos en los años que están por venir debido a la enorme cobertura de esta noticia.