El concurso Ricardo Miró, sección cuento, se declaró desierto.

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Hoy que escribo, lo hago después haber mirado a ambos lados, al suelo y arriba (no vaya a ser que un pájaro nuble mi cabeza), e incluso a mis espaldas. No lo hago a ciegas, pues, y esperé el tiempo suficiente para que menguara la emoción. Ahora cruzo.
He sido jurado del Premio Ricardo Miró y de otros certámenes nacionales. También lo he sido para concursos literarios internacionales, en otros países, y ya dejé de comerme el cuento de que la calidad panameña es excepcionalmente mala. O que su literatura es inexistente (¡qué sinrazón decir que puede existir un país sin cultura!) Tampoco es la ideal, lo sé, pero para que un concurso nacional se declare desierto, hace falta mucho.
A ver, antecedente: el concurso Ricardo Miró, versión 2014, en su sección cuento, acaba de ser declarado sin ganador.
Como jurado de concurso panameño, puedo decir lo siguiente: como si fuera poco convencer al estado panameño, tan mezquino en lo cultural, de que aporte cantidades respetables para la literatura panameña, los tres jurados de este año han regresado los fondos a las arcas gubernamentales con la simple firma de un acta. Qué bonito. ¿Por qué? Supongo que para subir el nivel, la dificultad, de este certamen. Pronto diré por qué esto no era necesario.
Una vez un amigo español me dijo que no era el premio quien hacía al escritor, sino el escritor al premio. Si el libro al que se le otorga un reconocimiento es bueno, brillará por sí solo y será recordado por lo que es. Si un libro mediocre es premiado, la gente no es estúpida (o no todos somos estúpidos), no habrá dedo (ni siquiera el de King Kong) que tape tamaño esperpento.
Pero hay más.
¿Quién les dijo que el Instituto Nacional de Cultura es una trasnacional, como Alfaguara, a la que le interesa publicitar que su control cualitativo es de altos estándares? El Instituto Nacional de Cultura funciona con fondos de todos los panameños para promover la cultura panameña. ¿Ahora ustedes le dicen que no hay cultura que promover?
Me toca hondo que se menosprecie la cultura de mi país. Si alguien no sabe interpretarla, que lea su historia, que escuche a los ancianos panameños, pero no nos digan que deberíamos ser de otro modo porque no saben NADA de lo que hemos vivido.
Por otro lado, como jurado de otras latitudes, créanme, en todas partes se cuecen habas. En todos los concursos se encuentran textos de calidad ínfima y otros muy leíbles. Pero es difícil comparar dos textos buenos. La lectura es circunstancial y depende de los gustos de cada quien. Existen parámetros objetivos, pero el arte se saborea con subjetividad. No estamos ante una fórmula matemáticas. Si Ulises, de Joyce, hubiera puesto su futuro en manos de jurados de un concurso, no habríamos gozado nunca de su lectura. Dicho esto, me pregunto: tras la lectura apresurada que requiere un concurso  y es que la torre de libros nos llega casi hasta los hombros y el tiempo es corto, y las ocupaciones diarias no saben que estamos participando como jurados en un concurso de otro país, ¿es posible decir que absolutamente ninguno de los libros leídos merece salir de la oscuridad, ni su autor recibir un incentivo económico para seguir escribiendo? No lo creo.
Supongamos que descartaron el setenta por ciento de los libros, que me parece mucho, por razones objetivas: equivocada construcción sintáctica, gramatical, ortográfica, mimeográfica o la que sea, o porque, simplemente, el autor no siguió las indicaciones de las bases. Y supongamos que un veinte por ciento más se descartó porque el argumento estaba hecho como de espagueti cocido de más, o porque los desenlaces no cuajaban. ¿No hubo en el veinte por ciento restante un libro, solo uno, que mereciera emerger de la oscuridad y cuyo autor fuera el idóneo para ser aupado económicamente  total, el panameño se gasta el dinero muy rápido y es posible, incluso, que debiera el monto del emolumento desde antes de la premiación  para seguir haciendo cultura, entre tanta banca y comercio que, como molinos que agitan brazos monstruosos, retan al Quijote?
Es posible que a estas alturas alguien me diga: pero qué pequeñez, quiere que se premie una obra inferior. Pero es que las obras superiores no se construyen en los concursos, sino en talleres literarios, que hay pocos, y ninguno, dije ninguno, sostenido por el estado; en carreras de creación literarias, que hay un par, solo diplomados, pero ninguna, sí, dije ninguna, sostenidas por el Instituto Nacional de Cultura; y con círculos de lectura que, sí, deben haberlo adivinado, tampoco auspicia el estado en la más mínima proporción.
¿Entonces de qué obras superiores se está hablando? Si no se hace literatura sosegada, serena, es porque el escritor no tiene sombra en la que cobijarse. La cultura es lo que es el país, y eso es lo que hay que exhibir y mostrar. No se pueden pegar mentiras.
Por otro lado, acepto que no me he referido ni una sola vez al jurado panameño, que hubo uno, escoltado de dos que no eran panameños. Pero es que me lo imagino, dubitativo, consciente de que no tenemos una larga tradición literaria. Cómo la vamos a tener, caramba, si no la dejan que se estire. En cuanto asoma la cabeza, le dan con un mazo, como en el juego de las ferias.
Pero estoy seguro de que había buenos libros en ese montón de textos engargolados. Estoy seguro. Y ahora nunca los leeré porque, en aras de un incierto prestigio, el concurso fue declarado desierto. Buenas noches, cultura panameña.

8 Comentarios

  1. Excelente análisis, muchas gracias por compartir su opinión he impulsarnos a continuar, ojalá el próximo año le den mas valor.

  2. Que buen comentario, ¿desierto? De cierto os digo que concursos como esos quitan las ganas de participar pero… hay que continuar soñando.

    1. Muy cierto. Con esta medida, se desalienta, se destruye en vez de construir. Y estamos ante una institución que debería ser promotora. En fin…

  3. Hola profesor, estoy muy de acuerdo con su criterio y sus palabras! Más cuando el cuento, está adquiriendo auge en Panamá y se han dado ya tantos años de Diplomados y talleres. Sabemos que hay autores panameños de cuentos premiados en otros concursos y países… Pero sobre todo en el sentido mismo de la premiación que es «el de promover literatura» no es para enterrar los esfuerzos de los escritores… Ni de la posibilidad de sus lecturas. Ya que no se pueden conocer, por ese medio, debería de poder hacerse un segundo llamado a los participantes para evaluar esos trabajos. Pues siguen siendo propiedad del autor… Y probablemente saldrían muy buenos ejemplares para dicha de los lectores.
    En otras ocasiones he han desechado buenos trabajos. Que otras instancias han sabido aprovechar… Saludos.

  4. Estoy totalmente de acuerdo con usted, es una pena que nos pongamos tan exquisitos cuando lo que hacemos son intentos por crecer en un mercado de «enanos literarios»… y sin ofender, lo de enanos es porque ellos son simpáticos y algo simpático ha de haber sido escrito.

  5. No había entrado a profundizar en mis pensamientos sobre este tema, hasta que leí sus comentarios. Creo que lo leeré nuevamente con mas calma, pero a la primera, me siento identificada con su opinión.

  6. Una pregunta, el concurso Ricardo Mirò es solo para mayores de edad?, me interesa participar y especialmente en la sección de cuento, pregunto porque tengo ya 17 años.

  7. Es imprescindible no dejar de crear en lo que escribes. Seguro tenemos grandes historias que contar y yo creo en la cultura y literatura de mi país. Solo basta mirar un poco más.

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