El jueves 9 de febrero de este año, apareció una réplica a mi artículo sobre los mártires del 9 de enero de 1964: Nuestros mártires del 9 de enero leyeron demasiado. Fue una lástima que el señor Eustorgio Ortiz haya tenido la lectura que tuvo. Abajo reproduzco ambos escritos y dejo a juicio de quienes lean este blog si me mostré en contra de nuestros mártires o a favor…
DEFENSA DEL LECTOR (Panamá América, 9 de febrero de 2012)
Por Eustorgio Ortiz
(A Carlos Wynter, escritor de: “Nuestros mártires del 9 de Enero leyeron demasiado”, del 29 de enero 2012, Panamá América).
Cuán grande ha sido mi sorpresa al leer el título de su encabezamiento y los razonamientos que usted ha escrito sobre el tema, según usted lo inútil que es la literatura y del pensamiento general, y lo ilógico que fueron los estudiantes al enfrentarse a un ejército tan poderoso como los Estados Unidos y que según uste, si la lógica hubiese asistido al presidente panameño Roberto Francisco Chiari, no hubiere respondido como lo hizo al presidente Lyndon Johnson con ese tono, cosa que, según usted, fue ser ilógico, una persona irreal, y que usted dice que el mártir Ascanio Arosemena recuperó él solito el Canal y nuestra soberanía.
Gesta
La historia ha quedado plasmada en nuestra literatura y a nivel mundial.
Mi estimado amigo, creo comprender en usted la falta de literatura que le ilustren sobre los acontecimientos que llevaron al estudiantado panameño y al pueblo a enfrentarse con piedras y palos a un ejército tan poderoso y bien armado como los Estados Unidos de América, y un presidente panameño que recogió el clamor de un pueblo avasallado y herido como lo hizo el presidente Roberto Francisco Chiari; el 9, 10, 11 y 12 fueron las fechas en que ese pueblo dijo “Alto al colonialismo, alto al servilismo y alto a las vejaciones” y abusos que veníamos sufriendo y soportando por las malas políticas colonialistas de los Estados Unidos. En ese entonces y por residentes de la Zona del Canal “zonians” en la cual habían establecido un estado racial y con leyes del Estado de Virginia, no reconociendo las leyes panameñas y acompañados con malos panameños que pregonaban “Que si los gringos se van, nos morimos de hambre!!!”, y que si el Canal pasaba a manos panameñas ya verían al pueblo panameño peleando y nadando en las esclusas…
Estimado amigo, a 48 años de esta gesta patriótica e histórica donde perecieron 22 panameños y hubo 553 heridos, la historia ha quedado plasmada en nuestra literatura y más a nivel mundial, que los panameños aceptamos el reto y hemos demostrado al mundo entero que somos capaces de administrar el Canal y ponerlo a la vanguardia como una de las maravillas del mundo y que no morimos de hambre porque nos hemos superado “per cápita” en nuestra economía, quiero manifestarle que considero el título de su columna y el contenido de la misma como lesiva e insultante, con razonamientos ilógicos que faltan y difieren de la realidad de los hechos históricos de la gloriosa gesta del 9, 10, 11, y 12 de enero de 1964, y de los motivos que impulsaron a estudiantes y al pueblo panameño, a decir basta ya de colonialismo y abusos “Un solo territorio una sola bandera”.
Herido 9 de enero de 1964.
He dedicado un par de entregas a demostrar lo inútil, lo absolutamente inútil, que es la literatura y las actividades del pensamiento en general. Lo digo en serio. No esperemos ninguna retribución de ellas.
Y mientras desarrollaba esos argumentos, llegó el 9 de enero y una avalancha de recuerdos cayó sobre mí. Recordé que mi padre, ahora muerto, había estado entre la multitud enardecida de aquella fecha. Recordé que mi madre, una decena de años después, me mostró las fotografías de los cadáveres y me dijo lo que se quedó como un eco en mis años: Que esto no se te olvide.
Y no se me olvidó.
Estos chicos leían, leían mucho. Hasta el punto de querer materializar lo que leían, traer el mundo de los sueños a la realidad. Dios, qué bella ingenuidad. Una ingenuidad que, sin embargo, no tenía sustento en lo práctico. ¿Cierto? Es decir, si la lógica hubiera asistido a estos estudiantes, se habrían dado por vencidos antes de empezar. Si la lógica hubiera asistido al presidente Roberto F. Chiari, no hubiera respondido al presidente Lyndon Johnson con tanta decisión – No era lógico hablarle al presidente más poderoso del mundo con esas palabras, con ese tono. El presidente Roberto F. Chiari fue un ser ilógico, una persona irreal.
La literatura no ayuda nada en los hechos. No. Porque después habrían de venir las negociaciones, que sí fueron estratégicas, verosímiles, realizables, y el tratado Torrijos-Carter. No fueron los estudiantes quienes negociaron como dictaba el raciocinio que debía negociarse. No fueron ellos quienes buscaron las alianzas internacionales necesarias para enfrentar al coloso del Norte. Ellos solo murieron, como quien sueña y camina hacia su sueño, y cae por una pendiente que la ilusión nubló.
La literatura no sirve para nada.
Y entonces, cuando mi esposa me pidió que le explicara a mi hija de cinco años qué había pasado aquel 9 de enero de 1964, le dije eso mismo, que murieron algunos, unos pocos estudiantes, porque querían izar la bandera en un territorio que consideraban patrio.
Pero que ellos no se hicieron cargo de nada, que los políticos y los negociadores internacionales fueron los que, años después, concretaron la devolución del canal, de nuestro canal. Y entonces, para mi sorpresa, se me quebró la voz, y me di cuenta de que nadie habría hecho nada, nada de nada, si no hubiera existido quien sueña, y quien cree en el sueño sin pensar en las consecuencias obvias, si no hubiera existido quien se deshace de la razón y solo, enloquecido de rabia o de ciega dignidad, reclama el territorio como suyo, no para dentro de diez o doce o cincuenta años, sino para ya, sin dudarlo, aunque tenga que morir por ello.
Y entonces le dije a mi hija que Ascanio Arosemena había recuperado el canal, él solito, para que nuestra soberanía renaciera. Y esa fue toda mi explicación.
Por encontrar un enlace que me ha traìdo acà, he leìdo, por ser pùblico, su diatriba con uno de sus lectores, al respecto de su escrito sobre el nueve de enero, y para tener una mejor idea de su estilo de escribir, tambièn pase a leer el articulo sobre si Noriega es personaje literario. Me parece que ambos escritos requieren de una mejor relaciòn en cuanto a lo que piensa y lo que escribe, y como simple lectora y con la mayor consideraciòn (porque he leìdo algunos otros escritos suyos muy buenos) en este caso, lo que piensa lo ensombrece lo que escribe, sus intenciones son buenas, pero su escrito lo contradice (el uso de la palabra es oficio peligroso dijo alguien alguna vez) , en tratar de ser original pierde sustancia, todo es susceptible de ser objeto literario, todo, depende solo de la capacidad de quien escribe (que no es forzoso que sea un «Escritor» o «Poeta»¿?, un consejo que alguna vez recibì es, cuidar de no tomar el lado negativo para argumentar, cierto es que «soñar» no es parte de la Agenda Mercantilista donde todo se maneja de forma «racional», pero, la civilizaciòn y el progreso es producto de muchos sueños, no es fàcil mantener el interès del lector y si empieza con lo negativo y no es lo suficientemente sustancioso corre el riesgo de que el lector abandone (los lectores vìa Web son «light» no pierden tiempo) y no llegue a la redondez de sus argumentos. Por mi parte, al contrario del lector, solo veo confusión no asì mala intención. Espero no haber molestado, intento un aporte. Saludos cordiales.