Con la ayuda de Ángela Olmedo Ayuso (editora) y Samuel Carmona (diseñador), logré poner en orden, primero, mi cabeza, y, de inmediato, más de veinte años de trabajo literario cristalizado en un montón de libros publicados.
No creo que pueda existir un agradecimiento más grande, no solo hacia Ángela y Samuel, sino para con todas las circunstancias que me trajeron hasta aquí.